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El Renegado

 

 


 

Cuando viajaba de Barranquilla a la Perla de la sabanas", no deje de recordar aquel sueño, en el que paseaba por el centro de la hermosa villa natal: … 

Caminaba por un costado de la plaza principal, por el andén que va al frente de la iglesia. 

Al llegar a la esquina, donde estuvo el toril de las fiestas decembrinas, fui atacado con piedras que salían de una torre cilíndrica, una atalaya medieval, que se encontraba entre el parque y la plaza. Caían muchas piedras y, se regaban por la calle, lo que no me permitió llegar hasta el atrio del templo parroquial. 

Una de esas piedras lanzadas, pasó muy cerca de mí, sintiendo el vaho y el zumbido de la misma. 

 


Al despertar de aquel sueño, lo anoté en una libreta para no olvidarlo; las noches siguientes le pedí al Señor Dios de los espíritus, que enviara a mí, el espíritu de los sueños y, me aclarará aquel ataque con piedras. 

Al séptimo día recibí la explicación solicitada del sueño:… Las piedras son las palabras hirientes que desde esta torre lanza Efraín Cabal, quien se encuentra atrincherado en ella. Tirso el pato fino, llama a este renegado personaje, el filósofo del parque por su condición de argumentador incontrovertido. 

 



Con una vida estrambótica y enrevesada, con un léxico arbitrario en sus elocuentes exposiciones, provocando sonrisas burlonas de sus espectadores. 

En sus enmarañadas cavilaciones cerebrales, incursionaba en terrenos científicos, que con su misterioso vocabulario y, el énfasis apasionado, daba al traste con cualquier hallazgo, ajeno a su parecer. 

Con vehemente deseo de superación, el renegado se dedicó con todas sus facultades mentales, a leer complicados volúmenes doctrinarios. 

Formándose un indescifrable sistema filosófico, exclusivo y personal. Diciendo ser un libre pensador autónomo. 

Esperando siempre ser aclamado por las multitudes y su nombre voceado por todo el mundo, a pesar de sus trajes humildes y, con cara de hambre, por ser un auténtico hijo del pueblo. Siempre "renegaba" disgustado con la sociedad, la cual él quería encarrilar de su extraviado comportamiento, encontrando discípulos que le escuchaban y muchas veces los reunía en su cuchitril, a guisa de un grupo literario, para discutir asuntos intelectuales.

Esto y su enconado odio a los políticos no dejó de ocasionarle algunos inconvenientes con las autoridades locales. 

A lo que él arremetía con furia mostrándolos como sanguijuelas del erario público. Hoy el Renegado ha viajado a la terra ignota de donde nadie ha regresado. 

 

Autor Invitado: Ignatiev
(Relatos desde el 2005)

 

Imágenes de libre regalías Freepik


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