—Voy a tratar de contar uno de mis primeros cuentos. Sucedió al llegar al pueblo del olvido, ubicado en cualquier parte de América latina. Con aproximadamente 800 habitantes, sus características geográficas hacen de este lugar un paraje maravilloso.
Encontramos árboles frondosos, es un subtipo de clima tropical con dos estaciones bien definidas.
Algunas veces sus paisajes me transportan a escenas de películas del oeste, todo árido y solitario, en donde solo se ve, y se siente el sonido del viento y lo que este arrasa al pasar.
Otras veces es ruidoso, carnavalesco, caravanas de autos, música alegre, y gente por todos lados, con algarabía.
Me encontraba hospedada en casa de unos amigos: La Familia Román. En ella estaría por espacio de cinco (5) días. Para seguir mi recorrido por los pueblos vecinos, y continuar con mis estudios en el área de sociología. Analizando las conductas sociales de diferentes aldeas, colonias, y pueblos de Latinoamérica.
Una tarde de un lunes a eso de las 2:00 pm, decidí dar un recorrido por los alrededores para conocer, al pueblo del olvido. Fue aquí donde ocurrió el encuentro impensado.
Descubrí caminando por el pueblo, un hermoso pulmón
natural. Un verdadero paraíso terrenal lleno de árboles, y una variedad de vegetación exuberante,un maravilloso oasis.
Un árbol capturó en especial mi atención con una corteza roja. Observaba el árbol, cuando de pronto:
—En ese momento escuché una voz, que me decía que ese árbol llevaba mucho tiempo, "desde que yo era un niño esta aquí".
— Dijo el personaje que me hablaba sin presentarse, y yo ya tengo 65 años, y sonrió. El árbol vulgarmente le llamamos Indio. ¿ Usted,es nueva en este lugar..? Preguntó el misterioso personaje, si respondí con una ligera sonrisa cordial, evitando un acercamiento, y confianza al personaje, para mi totalmente nuevo.
El personaje, con una apariencia física muy especial. La asocié con el personaje de la novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Se presentó, soy: "El Fugitivo Errante"(Así llamaré al personaje).
— Mucho gusto, y me presente, estoy de paso por este hermoso lugar, mi nombre es: Tilia Tordecilla, y me dispuse disimuladamente a buscar el camino de salida, del pulmón natural, el cual conducía a unas bancas, él personaje se sentó, yo permanecí de pie.
Él hablaba con un tono de melancolía. De todo lo que quería a su lugar de nacimiento. En esos momentos sería alrededor de las 3:00 pm. Empezó a verse un poco movimiento en los alrededores del parque.
Algunas personas caminaban entrándose en el pequeño
pulmón verde, andando como una rutina de ejercicio diario, o simplemente para despejar su mente en la naturaleza.
Observe que el personaje agachaba la cabeza, evitando todo contacto con la gente que podía verlo. Se notaba un tono de tristeza, a pesar de ser una persona muy elocuente, y gracioso.
Hablaba de todo, y todos los que pasaban no se quedaban sin calificación alguna de nuestro personaje, y fue así que me contó algunas historias. Pues me decía que todos se conocen entre sí.
"Concepciones propias sobre la vida cotidiana pueblerina".
— Por espacio de 2 horas hablo sin parar, yo me limité a escuchar. Algo difícil en mí sin interrumpir.
Pero percibía la necesidad de dejar hablar al "Fugitivo Errante"
Me habló de diferentes temas, entre esos,las actividades económicas de sus pobladores del pueblo del olvido. Los cuales se dedican diferentes tareas: agrícolas, pesca y ganadería, entre otras.
Resalto algunas características especiales en el pueblo del olvido, son la "Armonía, La tranquilidad, y la Solidaridad".
— Me dí cuenta que llevaba una gran carga a pesar de su espíritu jovial, y jocoso al hablar. Ví que era un gran amante de los perros, pues, en el momento que hablábamos, hacía una pausa, acariciando alguno de los animales, que se le acercara a sus pies.
— Luego de haberme contado la historia: Del vendedor de semillas del pueblo,
y sus supuestos robos. La impostora que decía ser una gran mujer con
todas las letras. Muchas otros cuentos, leyendas de su querido pueblo del olvido.
Respiro hondo y me dijo que estaba ese día ahí de pura casualidad, pues él cometió un delito grave, y tenía prohibido volver a pisar a su pueblo querido, y de acercarse en especial a su gente.
Si no debía ser llevado a pagar su pena por muchos años de prisión. Al escuchar eso de manera sincera...
— Guarde silencio por espacio de un tiempo, tenía muchos sentimientos encontrados, temor, por mi persona, pena a la vez, una aflicción grande por él...
— No podía pensar lo que debía decirle, se me ocurrió algo:
— Vea usted, lo que pasa es que un pueblo tan pequeño, y con el mutuo conocimiento de todos con todos, sienten la necesidad de intervenir en la vida de los otros.
Yo no lo puedo juzgar por su falta, y agradezco su sinceridad. Y su tiempo al conversar conmigo.
Yo, ya quería despedirme, con sutileza.
— Fue ahí cuando me contó que vivía como "Judío Errante", de pueblo en pueblo, hasta que alguien descubriera su historia. Y debería de nuevo partir a otro lugar, evitando su pasado.
Que en estos momentos arrastraba con esa carga pesada, producto de no pensar, y dejarse llevar por sus instintos como los perros que tanto quiere.
Entonces me contó que solía venir al pueblo en horas donde sabía que no había gente circulando. Recorriendo el hermoso pulmón verde, y revivir con su mente momentos pasados en su tierra natal.
Pues él entendía que nadie le ofreciera ayuda, y que sus hijos, amigos, lo abandonaran. Pues él pagaba parte de su condena en esta vida, con lágrimas en los ojos me decía esto último.
— Yo tragaba saliva, otra vez. No se me ocurría nada, solo le pregunté.
¿Cómo sé iría a buscar su próximo destino?
— Respondió Él: Entre los matorrales a la salida del pueblo tengo una moto escondida, ahora parto para ese lado, antes que me vean,y empiecen a buscarme.
Aproveche me despedí con prisa, y de lejos siempre deseándole lo mejor.
Lo vi alejarse, con la cabeza agacha, arrastrando los pies con el peso de sus faltas al andar.
— Me quedé pensativa, pues cada vez que conocemos alguna persona. Viene con un baúl lleno de historias. Unas más pesadas que otras. Algunas serán: tristes, alegres, sorprendentes, llenas de ira, en fin de todas las emociones albergadas en un ser humano.
— Volví a casa de la Familia Román, quienes me esperaba para la merienda. No conté nada de mi encuentro, solo que caminé por los alrededores.
¡Pensé mañana será otro día!, otras historias aparecerán.
— Pasaron dos (2)días exactos de mi estadía en el pueblo del olvido. Cuando todos comentaban. La muerte repentina del "Fugitivo Errante", nadie fue a su sepelio ni sus hijos. Sentí una congoja.
A pesar de que todos los muertos suelen ser buenos. De este solo se escuchaba el murmullo de que murió, como un perro, un silencio ensordecedor de todos.
Y esta es la primera de las muchas historias, leyendas, y mitos que he conocido en mi viaje.
Estudiando los diferentes enfoques tradicionales de la sociología de los pueblos Latinoamericanos.
Esto más que un cuento es una historia corta real de un encuentro casual. Algunos datos son ficticios, y otros reales cuidando, y protegiendo sus verdaderos protagonistas.
Bertha Marina Abad
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